La polinización es el proceso de transferencia del polen
desde los estambres hasta el estigma o parte receptiva
de las flores en las angiospermas, donde germina y
fecunda los óvulos de la flor, haciendo posible
la producción de semillas y frutos.
El transporte del polen lo pueden realizar diferentes
agentes que son llamados vectores de polinización.
Los vectores de polinización pueden ser tanto bióticos,
como aves, insectos (principalmente abejas), murciélagos, etc.;
como abióticos, por ejemplo agua o viento.
Existe una gran variedad de vectores bióticos, entre ellos
los himenópteros (abejorros, abejas y avispas),
lepidópteros (mariposas y polillas) y dípteros (moscas),
así como colibríes, algunos murciélagos y en casos
raros algunos ratones o monos.
Algunas flores pueden ser polinizadas por muchos vectores,
en cuyo caso se dice que son flores generalistas en cuanto
a polinizadores; o, por el contrario, sólo pueden ser polinizadas
por un género o especie debido a que la morfología tanto de
la flor como del polinizador se han acoplado a lo largo de la
evolución, en cuyo caso se dice que las flores son especialistas.
La especialización de la polinización genera un beneficio
tanto para la planta como para el polinizador por lo cual ésta
se vuelve muy eficiente pues el insecto volará con seguridad
a otra flor de la misma especie y depositará el polen en el
estigma de esta flor. Entre las orquídeas es común encontrar
una gran especialización en la interacción con los polinizadores.
Fotografía: Jesús Jiménez Gómez
Fuente: Wikipedia