El culto a la muerte y el día de muertos han estado
presentes en muchos pueblos
a lo largo de la historia. En México es un legado
ancestral que puede verse
en las distintas culturas prehispánicas que habitaron
el territorio,
y es una celebración que continúa viva hasta nuestros días.
Los orígenes de la tradición del Día de Muertos son
anteriores a la llegada
de los españoles, quienes tenían una concepción
unitaria del alma, concepción
que les impidió entender el que los indígenas
atribuyeran a cada
individuo varias entidades anímicas y que cada una de ellas
tuviera
al morir un destino diferente.
Tras la conquista, la unión de las creencias indígenas con
el catolicismo
español forjó un carácter religioso único, colorido y que
conservó en
cierta forma los recuerdos ancestrales de las viejas tradiciones
precolombinas.
Una parte fundamental del día de muertos son las ofrendas,
las
cuales están llenas de elementos y simbolismos;
algunos de los cuales son los
siguientes:
- Imagen del Difunto.
- Copal e Incienso.
- Papel Picado.
- Velas, Veladoras y Cirios.
- Comida y Bebida.
Fotografía: Jesús Jiménez Gómez
Fuente: City Express
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