viernes, 27 de octubre de 2017

Mantis Religiosa




La mantis religiosa debe su nombre a sus prominentes patas delanteras,
 que están dobladas y juntas en un ángulo que recuerda a la posición de oración.
 Mantis hace referencia al género mantis, al que solo pertenecen ciertas
 especies de mantis religiosa.

A pesar de su nombre, estos fascinantes insectos son unos
 fantásticos depredadores. Su cabeza triangular se alza en lo alto
 de un estirado cuello, que de hecho es un tórax alargado. Los mántidos
 pueden girar la cabeza 180 grados para escudriñar los alrededores con
 sus dos grandes ojos compuestos y tres simples situados entre ellos.






La mantis, que suele ser verde o parda y se camufla muy bien entre las
 plantas de su hábitat, embosca o acecha pacientemente a sus presas.
 Usan sus patas delanteras para atrapar a su victima con unos reflejos tan
 vertiginosos que resulta difícil verlo a simple vista. Además, las patas
 presentan pas con las que atrapan e inmovilizan a la presa.

Muy a su pesar, polillas, grillos, saltamontes, moscas y otros insectos
 suelen despertar el nada deseado interés de la mantis. Por otra parte,
 estos animales también se comen a los de su propia especie. El ejemplo
 más famoso de ello es la infame conducta amatoria de la hembra adulta
 que en ocasiones se come a su pareja justo después del apareamiento, e incluso
 durante. A pesar de ello, los machos no rehuyen la oportunidad de reproducirse.

Peródicamente, las hembras ponen cientos de huevos en una pequeña bolsa,
 de la que las larvas emergerán con un aspecto muy similar al de
 sus progenitores a escala diminuta.







Fotografía: Jesús Jiménez Gómez

Fuente: National Geographic 








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