A la derrota sufrida por Hernán Cortés, a manos del ejército
mexica
durante la noche del 30 de junio de 1520, en las afueras de
Tenochtitlan
se le denomida La Noche Triste.
Se dice que en el pueblo de Tacuba, Cortés se sentó bajo un
frondoso
ahuehuete, rendido por la batalla al ver pasar los despojos de su
ejército,
en el intento para tomar México-Tenochtitlán.
La mayoría de los soldados iban heridos y morirían en los
siguientes días. Ante tal panorama, Cortés lloró de rabia e impotencia.
El
árbol de la noche triste se convirtió en mudo testigo
de la mañana del triunfo
de Anáhuac.
Francisco López de Gómara, describe
en su Historia general
de las Indias'':
"Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a
descansar,
sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos quedaban,
y pensar
y decir el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos,
tanto tesoro,
tanto mando, tan grande ciudad y reino; y no solamente
lloraba la desventura
presente, más temía la venidera, por estar
todos heridos, por no saber adónde
ir, y por no tener cierta
la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara
viendo la muerte
y estrago de aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo
entrado habían?...
Fotografía: Jesús Jiménez Gómez
Fuente: Excelsior
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