En la mitología mexica es el dios del amor, los juegos,
la belleza, las flores, el maíz, el placer y de la ebriedad
sagrada; su nombre significa Príncipe de las flores o Noble florido.
Su hermana melliza era Xochiquétzal. En su festividad
religiosa asociada, que significa fiesta de las flores
en náhuatl. En esta fiesta se hacían ofrendas de comida,
y los pueblos cercanos a Teotihuacan llevaban
cautivos como tributo para los sacrificios.
Él, entre otros dioses, fue representado usando un
talismán conocido como un oyohualli , que era un
colgante en forma de lágrima hecho a mano de madreperla.
En el Museo Nacional de Antropología de México
se puede apreciar una escultura de Xochipilli,
hecha en piedra volcánica y procedente de
la zona de Tlalmanalco, en el Estado de México.
Originalmente, la pieza formaba parte de la
colección personal del historiador Alfredo Chavero
quien la donó, posteriormente, al museo.
La escultura data del posclásico tardío(1250-1521).
En esta representación, el dios está vestido con
un pectoral, máscara y una especie de argollas
metálicas en las muñecas. Se representa sentado
sobre un brasero con plantas psicotrópicas como
el tabaco, los hongos o la datura, que eran consideradas
como sagradas ya que su uso permitía la comunicación con la divinidad.
La escultura fue encontrada en las faldas del volcán
Popocatépetl y cuando fue examinada por Gordon Wasson,
el etnobotánico determinó que tanto el cuerpo de la
deidad como el pedestal sobre el que reposa se
encontraban grabados con diversos fármacos
claramente identificables entre la flor de tabaco,
la de ololiuhqui, el botón de siniquiche y estilizados
hongos del grupo Psilocybe aztecorum, especie de
hongos psilocibios que crece en las faldas del mencionado
volcán. No es difícil darse cuenta que la expresión facial
de la deidad representada en esta escultura corresponde
a un claro estado de éxtasis, mismo que está
relacionado con el consumo de enteógenos.
Fotografía: Jesùs Jimènez Gòmez
Fuente: Wikipedia
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