martes, 11 de abril de 2017

El Reloj




Los comienzos del control del paso del tiempo por parte del ser humano
 se basaron en una mera observación del día y la noche,
 así como los ciclos de la luna. El primer reloj difería mucho de los actuales,
 tanto respecto a su forma y tamaño como a su mecanismo; se trataba
 de una estructura que, por su ubicación y disposición, proyectaba
 su sombra con la luz solar sobre un círculo en que se disponían los
 momentos del día. Se dice que existió en China alrededor de 3000 años
 antes de Cristo, aunque también fue adoptado por los egipcios
 y los Incas. El punto débil de dichos relojes, como es de esperarse,
 eran las horas de poca luz y los días nublados.

Los romanos tuvieron una idea ingeniosa que sobrellevaba 
esta imposibilidad de medir el paso de las horas en momentos
 de poca luz: consistía en hacer pequeñas marcas horizontales en las velas,
 dispuestas a lo largo y dándoles un aspecto similar a una regla,
 basados en el conocimiento previo de cuánto se derretían en un
 determinado período de tiempo.






El reloj de arena fue sin duda una de las creaciones más trascendentes 
en lo que al tiempo se refiere y gozó de un gran furor durante el siglo III.
 Sin embargo, no fue tal la fama de su predecesor, la clepsidra,
 un dispositivo que utilizaba agua que se trasladaba de un recipiente a otro.
 De todos modos, este último fue utilizado en Babilonia,
 Egipto, Grecia e incluso Roma.

El nacimiento del reloj mecánico data del primer cuarto del milenio pasado;
 documentos de Alfonso X “El Sabio” hablan de su existencia
 alrededor del año 1267. Leonardo da Vinci y Galileo son algunos 
de los personajes históricos que han sido responsables de la evolución
 y perfeccionamiento de este sistema. El reloj más antiguo del mundo,
 que data de la primera década del 1300, se puede
 encontrar en la Catedral de Salisbury.





Fotografía: Jesús Jiménez Gómez

Fuente: Definición de.







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