Anthurium es el nombre genérico de unas 700 especies
extendidas
por casi toda Latinoamérica, desde México a Argentina.
No obstante,
su catalogación es relativamente reciente:
el botánico Edouard André la
descubrió en las selvas colombianas
en 1876, durante una expedición financiada
por el gobierno francés.
Al anturio, al que también se denomina lengua del diablo
y en el mundo anglosajón, flamenco flower o tailflower, se le
atribuían
poderes afrodisíacos e incluso se ofrecía como símbolo de fertilidad
a las jóvenes que deseaban quedarse embarazadas. La causa
es bastante gráfica:
la curiosa anatomía de la flor, con una hoja modificada
—espata— en forma de
corazón, y la flor propiamente dicha, el espádice
(llamado candela en América)
en el centro, que se asociaba
con el órgano sexual masculino.
Llama la atención el aspecto carnoso y acharolado de la
espata,
cuyo brillo realza los colores, en bello contraste con sus
abundantes
hojas de color verde oscuro. La espata y el
espádice la emparientan con las
otras plantas de la familia
de las aráceas, desde las calas hasta los
espatifilos.
Fotografía: Jesús Jiménez Gómez
Fuente: Verde es Vida
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