Antonio Abad nació en el pueblo de Comas, cerca de
Heracleópolis Magna, en el Bajo Egipto. Se cuenta que
alrededor de los veinte
años de edad vendió todas sus posesiones,
entregó el dinero a los pobres y se
retiró a vivir a una comunidad
local haciendo vida ascética, durmiendo en una
cueva sepulcral.
Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a encaminar
su vida espiritual en el desierto. Más tarde se fue internando
mucho más en él,
para vivir en absoluta soledad.
De acuerdo con los relatos de san Atanasio y de san
Jerónimo,
popularizados en La leyenda dorada del dominico genovés
Santiago de
la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue
reiteradamente tentado por el demonio
en el desierto.
se le considera el fundador de la tradición monacal
cristiana.
Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía,
nunca optó
por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim,
cerca del Mar Rojo, en
absoluta soledad. Abandonó su retiro
en 311 para visitar Alejandría y predicar
contra el arrianismo.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una
jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos),
en actitud de súplica. Antonio
curó la ceguera de los animales
y desde entonces la madre no se separó de él y
le
defendió de cualquier alimaña que se acercara.
Fotografía: Jesús Jiménez Gómez
Fuente: Wikipedia
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