Una nube es un hidrometeoro que consiste en una masa visible
hecha de cristales de nieve o gotas de agua microscópicas
suspendidas en la
atmósfera. Las nubes dispersan toda la luz visible
y por eso se ven blancas.
Sin embargo, a veces son demasiado gruesas
o densas como para que la luz las
atraviese, cuando esto ocurre
la coloración se torna gris o incluso negra.
Considerando que las nubes
son gotas de agua sobre polvo atmosférico y
dependiendo
de algunos factores las gotas pueden convertirse en lluvia, granizo
o nieve.
Las nubes son un aerosol formado por agua evaporada
principalmente de
los océanos.
Las nubes se observan a simple vista y se clasifican según
un sistema internacional creado a comienzos del siglo XIX
por Luke Howard,
químico y meteorólogo inglés
que las dividió en cuatro grandes categorías:
1. Cirros, que son penachos elevados y en forma de escobilla,
compuestos por cristales de hielo;
2. Estratos, extensas capas nubosas que traen,
con frecuencia, lluvia continua;
3. Nimbos, nubes capaces de formar precipitaciones;
4. Cúmulos, nubes hinchadas de base plana que cruzan el cielo
de verano.
Nuestro sistema moderno de clasificación de nubes
incluye
muchas combinaciones y subdivisiones
de estas cuatro categorías básicas.
Cuando un meteorólogo habla de precipitación, se refiere a
lluvia,
nieve o cualquier forma de agua líquida o sólida que se precipita,
o
cae, del cielo. La cantidad de lluvia caída se mide
por medio de pluviómetros.
La forma más simple de pluviómetro
es un recipiente de lados rectos con una
escala, o regla,
para medir la profundidad del agua que cae en él. La mayoría
de estos aparatos la conducen por un embudo a un tubo más estrecho,
para
permitir mediciones más precisas de cantidades pequeñas
de precipitación. Tal
como otros instrumentos meteorológicos,
los pluviómetros pueden hacerse de modo
que registren
sus mediciones en forma continua.
fotografía: Jesús Jiménez Gómez
Fuente: Wikipedia
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