miércoles, 6 de abril de 2016

El Señor de las Maravillas





En la Puebla del Siglo XVII,
 había una mujer devota del Cristo de la Caída,
 mejor conocido en la actualidad como “El Señor de las Maravillas”.






La poblana, fiel religiosa, acostumbraba visitar todos los días
 el templo de Santa Mónica (Calle 5 de Mayo y 18 Oriente-Poniente)
 y llevar flores a la imagen, a la que pedía por su esposo,
 quien permanecía encerrado en la cárcel de San Juan de Dios.

Dice la leyenda que en una de las visitas a su marido,
 la mujer conoció a otro interno. Era un hombre solitario
 y por esa razón, decidió que a partir de ese momento,
 no sólo llevaría comida para su marido cuando fuera a la prisión.






Así lo hizo hasta que un día, su marido fue liberado;
 pero esta poblana había resuelto que no dejaría de visitar
 al otro recluso… Con el tiempo, el esposo comenzó a desconfiar
 ante las constantes ausencias de su mujer y sospechó que ella era infiel.

Él tomó entonces un puñal e interceptó a la mujer en una de las visitas.
 –¡¿Qué llevas en el canasto?!– preguntó el hombre. –
Llevo maravillas para el Señor de la Caída– respondió su esposa.

Al abrir su canasta, la pareja encontró que la comida efectivamente
 se había convertido en flores y ante tal milagro, la mujer se arrepintió
 de haber mentido y explicó a su esposo la situación real.

Ambos estaban conmovidos por lo que había pasado
 y ofrecieron las maravillas ante el Cristo de la Caída,
 y se dice que esta fue una de las razones por las que ahora, 
la imagen se llama “el Señor de las Maravillas”.







Fotografía: Jesús Jiménez Gómez

Fuente: Wikipuebla












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