Todo viajero que viene a esta ciudad
pregunta por el
Callejón del Beso,
lugar al que se atribuye varias leyendas.
Se
cuenta que doña Carmen era hija única de un hombre intransigente
y violento
pero como suele suceder,
siempre triunfa el amor por infortunado que éste sea.
Doña Carmen era cortejada por su galán,
don Luis, en un
templo cercano al hogar de la doncella,
primero ofreciendo de su mano a la de
ella el agua bendita.
Al ser descubierta sobrevinieron el encierro,
la amenaza
de enviarla a un convento, y lo peor de todo,
casarla en España con un viejo y
rico noble, con lo que, además,
acrecentaría el padre su mermada hacienda.
Una ventana de la casa de doña Carmen daba hacia un angosto
callejón,
tan estrecho que era posible, asomado a la ventana,
tocar con la mano
la pared de enfrente.
Si lograban entrar a la casa frontera,
podría hablar con su
amada y, entre los dos,
encontrar una solución a su problema.
Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de doña Carmen cuando,
asomada a su balcón, se encontró a tan corta distancia
con el hombre de sus
sueños
Unos cuantos instantes habían transcurrido
de aquel
inenarrable coloquio amoroso,
pues, cuando más abstraídos se hallaban los dos
amantes,
del fondo de la pieza se escucharon frases violentas.
Era el padre de
doña Carmen increpando a Brígida,
quien se juzgaba a la misma vida por impedir
que su amo
entrara a la alcoba de su señora.
El padre arrojó a la protectora de doña Carmen,
como era
natural, y con una daga en la mano,
de un solo golpe la clavo en el pecho de su
hija.
Don Luis enmudeció de espanto
la mano de doña Carmen seguía
entre las suyas,
pero cada vez más fría.Ante lo inevitable,
don Luis dejó un tierno beso sobre
aquella mano
tersa y pálida, ya sin vida.
Fotografía: Jesús Jiménez Gómez
Fuente: Guanajuato
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