Los fuegos artificiales tienen su origen en China,
en la
región llamada Liu Yang. Allí un hombre llamado Li Tang
desarrolló las primeras
fórmulas, de allí se sabe es la primera mezcla
explosiva llamada polvo negro,
que fue procesada
artesanalmente a partir de la dinastía Tang (s.VII-X).
En un principio, la utilización de la pirotecnia estaba
limitada
a las ceremonias religiosas, en las que se la usaba
para espantar a
los malos espíritus.
En el siglo XI con la dinastía Song comienza a
popularizarse,
pero por siglos se seguirá fabricando de manera artesanal.
La
leyenda dice que un cocinero de la antigua China halló una mezcla de
sulfuro, salitre y carbón de leña, mezcla de por sí, más que inflamable
y posible de
estallar en un espacio pequeño.
Su primer fin tuvo que ver con celebrar la
prosperidad y la paz
y espantar espíritus malignos. Los chinos,
una vez que
descubrieron las propiedades de ese polvo negro,
siguieron investigando para
perfeccionarla.
A partir de obtener una fórmula mejorada,
encontraron que podía
ser utilizada
fácilmente como combustible para los
cohetes que usaban para sus
festividades.
Los
primeros cohetes que fueron pirotecnia, estaban construidos en madera,
tallados
a mano, artesanales, con la dimensión imaginaria de un dragón,
esto ya es en el
Siglo VI. Por esta misma época,
comenzaron a propulsar sus flechas en las
avanzadas de batalla
con este polvo negro. Así, impulsaron el ataque contra los
mongoles, por ejemplo.
Fue el
principio de movimiento de estos cohetes a propulsión
lo que dio origen a la
pirotecnia.
A partir de distintas expediciones que llegaron a la China,
se
expandió el conocimiento de este polvo negro combustivo.
Así partió del lejano
Oriente y llegó al Medio Oriente
y se hizo conocida en Arabia. Estamos hablando
de las inmediaciones del siglo XI.
Los
mongoles se adjudican el uso de la pólvora china,
ya por los alrededores del
1200.
En 1258 existe un primer registro escrito en Europa del uso de
pirotecnia.
Pero hasta el siglo XIX una característica esencial faltó en la
pirotecnia:
el color. La pirotecnia comenzó a utilizar entonces una combinación
de clorato de potasio y de varias sales metálicas
que propugnaban una fusión en
colores brillantes.
Las sales de estos metales en sus reacciones químicas y
físicas
producen diversos colores, a saber:
el estroncio al quemarlo reacciona
y sufre una transformación
que visualmente da el color rojo.
Así por otra
parte, el cobre transforma en azul,
el vario brilla intensamente en color
verde,
y el sodio, estalla en amarillo.
El magnesio, el aluminio y el titanio
se descubrió que originaban
el color blanco o bien, el destello o flash que
produce el estallido.
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Fotografía: Jesús Jiménez Gómez
Fuente: Maquinaria pro
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